Curiosidades


La muerte enamorada

Este cuento es probablemente el primero de mi autoría escrito desde el vamos con ese formato. Surgió producto de varias cosas (como casi todos mis escritos). En camino a mi trabajo de domingo, en el colectivo (tantos cuentos míos le deben su génesis a viajes en colectivo) fui pensando una idea base, mezcla de relato tétrico y romántico, sobre la figura más atemorizante de todas: La Muerte. Y sobre la situación paradójica de que la misma pudiera tener sentimientos humanos. Su título tiene la influencia de una línea del personaje Lestat en “Entrevista con el Vampiro” en referencia al personaje de Claudia, la niña vampiro. También a un verso de la canción “Al lado del camino” de Fito Páez (“la brisa de la Muerte enamorada, que ronda como un ángel asesino”). Y en general, una proximidad al tema que aborda la película “Conoces a Joe Black?”. Sobre la fragilidad de la vida humana en contraste con la eternidad de la muerte, y la soledad que la misma puede llegar a sentir frente a lo que tiene que hacer en cada momento. Se supone que nuestra efímera vida tiene como don máximo justamente su vivencia plena por la falta de tiempo, su pasión, su “estar de paso”. Y de cómo la muerte puede sentirse tentada por eso que es tan cercano a ella, ya que debe ponerle fin día tras día; y que aún así es algo que supuestamente jamás podrá comprender. Por el hecho de que la belleza humana, la belleza de la felicidad de estar vivo puede tentar aún a la mismísima Muerte. Es que pensé que hasta un ser como la Muerte debe tener un castigo, una culpa que purgar, un dolor sin resolución. Y en la lucha interna de ella por cumplir con su deber o darle la espalda a milenios de tarea implacable. Quizás el dilema más trágico que podamos imaginar.
Este cuento fue presentado en el Certamen 2005 de Ediciones Telmo y resultó ganador. La (mala) fortuna quiso que la entrega de premios coincidiera con mi tercer día de trabajo en un nuevo empleo, por lo cual sin saber el resultado del mismo (hasta ese momento sólo era uno de tantos finalistas), mis padres y mi hermana asistieron en representación y se alzaron con el premio en mi honor. Mientras yo trabajaba y me enteraba de el logro varias horas después. Lo que se dice, un muchacho con suerte.
Aún así, este premio dio a lugar a ganar el derecho de publicación de un libro que fue “A las puertas del anochecer”, y que será por siempre mi primer hijo de papel. Algo inolvidable por donde se lo mire.-

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